miércoles, 19 de abril de 2017

¿PARA QUE SIRVE UN MINUTO?

¿Para qué sirve un minuto?


Un minuto sirve para sonreír.
Sonreír para el otro, para tí y para la vida.

Un minuto sirve para ver el camino, admirar una flor, sentir el perfume de la flor, sentir el césped mojado, percibir la transparencia del agua.

Se requiere apenas de un minuto para evaluar la inmensidad del infinito, aunque sin poder entenderlo.

Un minuto apenas para escuchar el canto de los pájaros.

Un minuto sirve para oír el silencio, o comenzar una canción.

Es en un minuto en que uno dice el "sí" o el "no" que cambiará toda su vida.
 
Un minuto para un apretón de mano y conquistar un nuevo amigo.

Un minuto para sentir la responsabilidad pesar en los hombros, la tristeza de la derrota, la amargura de la incertidumbre, el hielo de la soledad, la ansiedad de la espera, la marca de la decepción, la alegría de la victoria.

 En un minuto se puede amar, buscar, compartir, perdonar, esperar, crer, vencer y ser.
 
En un simple minuto se puede salvar una vida.
 
Tan sólo un minuto para incentivar a alguien o desanimarlo.
 
Un minuto para comenzar la reconstrucción de un hogar o de una vida.
 
Basta un minuto de atención para hacer feliz a un hijo, un padre, un amigo, un alumno, un profesor, un semejante.
 
Solo un minuto para entender que la eternidad está hecha de minutos.
 
De todos los minutos bien vividos.
 
Un minuto... Cuántas veces los dejamos pasar sin darnos cuenta... pero también cuántas veces traemos a nuestras vidas los recuerdos de los minutos vividos llenos de felicidad, de alegría y también de tristezas.
 
Decimos "un minuto" y nos parece nada.
Pero cómo se aprecia ese minuto al levantar la mano y saludar a un amigo que se va para siempre, cómo se valora ese minuto que hace que lleguemos tarde a nuestros trabajos, cómo se espera ese minuto que nos lleva a reunirnos con los que amamos, cómo nos llena de emoción ese minuto en que nos entregan a nuestro hijo al nacer, y cómo también deseamos que la vida le otorgue más minutos a quien la muerte separará físicamente de nosotros y no veremos más.
 
Un minuto... parece increíble... parece tan poquito y sin embargo puede dejar una huella tan profunda en nuestra vida.
 
Lo importante es no vivir la vida porque sí, dejando pasar el tiempo.
 Alguien alguna vez dijo: "Vive cada minuto como si fuera el último".
Si todos recordáramos esa frase a diario aprenderíamos a vivir la vida intensamente.
Aprenderíamos a no posponer las emociones más lindas de la vida pensando que "si no es hoy será mañana".
 
Tu tiempo es ahora... el futuro es incierto...
 
Vive cada minuto intensamente.
 
La vida es Hoy... 
Que el reloj de tu vida marque cada minuto al compás de los latidos de tu corazón.

martes, 11 de abril de 2017

¿CREES QUE NO VALE LA PENA VIVIR?



Si a veces piensa que la vida es tan difícil que no vale la pena vivir, siga leyendo.

Lo que puede pensar o sentir;

El sufrimiento parece aplastante e insoportable.

Se siente desesperanzado, como si no tuviera sentido vivir. 

Le obsesionan los pensamientos negativos e inquietantes.

No puede imaginar ninguna otra solución a sus problemas que no sea el suicidio.

Piensa en la muerte como un alivio.

Piensa que todo el mundo estaría mejor sin usted.

Se siente inútil.

Se siente muy solo aunque tenga amigos y familiares.

No entiende por qué se siente o piensa así.

Lo que tiene que recordar

No está solo. Muchas otras personas han pasado por lo mismo y están vivas.

Está bien hablar sobre el suicidio. Puede ayudarle a sentirse mejor.

Recuerde: si piensa que no vale la pena vivir, pida ayuda.
No está solo. Le pueden ayudar.


¿Cree que no vale la pena vivir?

Si a veces piensa que la vida es tan difícil que no vale la pena vivir, siga leyendo.
Tener un episodio de autolesión o pensamientos o planes suicidas es signo de un grave trastorno emocional (tal vez como resultado de la pérdida de un ser querido, la pérdida del empleo, la ruptura de una relación o el padecimiento de violencia o abuso). No es su culpa; le puede pasar a cualquiera.

Puede ponerse mejor.

Hay personas que pueden ayudarlo.

Lo que puede hacer

Hable de sus sentimientos con un familiar, amigo o colega de su confianza.

Si piensa que corre un peligro inmediato de hacerse daño a sí mismo, llame a los servicios de emergencias o a un teléfono de asistencia para personas en crisis, o acuda allí directamente.

Hable con un profesional, como un médico, un profesional de salud mental, un asesor o un trabajador social.

Si practica alguna religión, llame a alguien de su comunidad religiosa en quien confíe.

Únase a un grupo de autoayuda o apoyo para personas que han tenido episodios de autolesión. Pueden ayudarse mutuamente a sentirse mejor.

¿QUE ES Y QUE HACE UN PSICOLOGO?



  
Todos tenemos alguna idea predeterminada respecto a qué es un psicólogo, los hemos visto en películas y seguramente conozcamos a alguien cercano que haya acudido en algún momento a terapia. seguramente también habremos oído opiniones de todo tipo acerca de los quehaceres de los psicólogos. Sin embargo pocas personas tienen realmente claro qué es y qué hace un psicólogo.
Empecemos por el lado contrario.

 

 

¿Qué NO es y qué NO hace un psicólogo?

  1. Un psicólogo no es un médico y por tanto no receta fármacos.Los psiquiatras son los encargados de esta labor. Nosotros no recetamos fármacos porque no consideramos que los trastornos psicológicos sean enfermedades con una clara base biológica qué esté causando una serie de síntomas.A diferencia de esto tratamos los trastornos psicológicos como problemas comportamentales, es decir, como formas de comportarse o de percibir el mundo aprendidas en interrelación con el medio a lo largo de la vida que actualmente están causando problemas a las persona en cuestión.No diferenciamos lo biológico de lo psicológico, al fin y al cabo todo esta tan relacionado que no creo que exista división posible. Todo lo psicológico tiene su correspondiente correlato biológico, son dos caras de las misma moneda
  2. Un psicólogo no es un mago.
    Por desgracia no tenemos una barita mágica que sea capaz de solucionar los problemas de todas las personas que acuden a nuestra consulta.  Tampoco el mero hecho de acudir a terapia y sentarse delante de un profesional va a hacer que se solucione problema alguno.El proceso de terapéutico es un proceso activo en el que el terapeuta será el encargado de guiarnos por el camino adecuado, pero somos nosotros los que tenemos que recorrer ese camino y salir de nuestra zona de confort
  3. Un psicólogo no lee la mente. Este apartado podría estar incluido dentro del anterior, pero he oído a tantas personas decir que los psicólogos somos capaces de saber lo que piensa la gente que he decidido ponerlo en un punto a parte.No, los psicólogos no leemos la mente, no podemos saber qué piensan las personas, ni tener una seguridad absoluta de lo qué nos están contando es cierto. Los psicólogos trabajamos a partir de la información que nos da el paciente (y en algunos casos personas allegadas al paciente), y si esta información es incorrecta la terapia no tendrá ningún sentido.Podemos tener más habilidadpara detectar contradicciones en el discurso, historias incoherentes, analizar el lenguaje no verbal., etc, pero no tenemos ninguna cualidad mágica que nos haga detectar mentiras bien elaboradas.Aunque tengamos el ordenador más potente del mundo si metemos mal los datos al utilizar algún programa los resultados no serán los esperados ¿no?
  4. Un psicólogo no se limita a escuchar.
    La imagen de muchas películas en las que el paciente se sienta en el diván habla a cerca de su vida y el psicólogo se limita a escuchar, gracias a dios anticuada, ya que eso tendría el mismo efecto terapéutico más o menos que hablar con la pared.Nuestro trabajo no es escuchar, nuestro trabajo es ayudar a las personas a solucionar sus problemas y para ello hay que escuchar, pero también hay que hablar. Una sesión de terapia es una conversación entre dos personas en las que ambas participan en diferentes grados en función del momento del proceso terapéutico.
  5. Un psicólogo no da consejos.
    Los consejos los dan los amigos, los padres, los compañeros de trabajo, no los psicólogos.Los consejos son aquellas maneras de actuar que una persona pondría en marcha en función de sus valores y sus experiencias vividas si se encontraran en la misma situación que la persona a la que aconsejan.
    Los psicólogos somos conscientes de que nuestros propios valores y creencias no pueden intervenir en el proceso de terapia, ya que nos vamos a encontrar con muchas personas con ideologías muy diferentes que nosotros, así que tenemos que analizar objetivamente la situación de la persona que demanda nuestra ayuda y trabajar en función de ese análisis.Tampoco podemos tomar decisiones por nuestros pacientes, no sería ético, cada persona es diferente y nosotros no somos quienes para decidir el futuro de nadie. Ayudamos a las personas a tomar decisiones adecuadas, pero no las tomamos por ellos.

¿Qué SI es y qué SI hace un psicólogo?

    que es y que hace un psicologo
  1. Un psicólogo analiza tu problema.Los psicólogos conocemos las leyes de aprendizaje subyacentes al comportamiento humano, por lo que podemos explicar por qué nuestros pacientes se sienten mal o se comportan de una manera que les está causando el problema. Analizamos las variables que han llevado a esa persona a esa situación y los factores que hacen que la situación problemática se mantenga.El hecho de que las personas entiendan cómo han llegado a esa situación de la que no saben salir y de qué manera se está manteniendo es una parte muy importante del proceso de terapia, ya que aparte de aportar claridad y tranquilizar al paciente, lo motiva para el cambio.
  2. Un psicólogo te ayuda a resolver tus problemas.
    No solo nos encargamos de explicar al paciente qué le está pasando, también ayudamos a esa persona a resolver sus problemas. Al conocer los factores que están manteniendo el problema sabemos dónde hay que tocar para que ese problema deje estar presente.Tal y como he dicho anteriormente los psicólogos tratamos los trastornos psicológicos como problemas comportamentales que se han ido desarrollando por medio de un proceso de aprendizaje activo (por supuesto la mayorías de las veces de manera involuntaria e inconsciente). De esta manera al igual que aprendemos formas de pensar, sentir o comportarnos problemáticas, podemos desaprenderlas y aprender otras más adaptativasque nos hagan sentir mejor.
  3. Un psicólogo proporciona recursos y estrategias.
    Los psicólogos no damos consejos, proporcionamos recursos y estrategias fundamentados en investigaciones previas que ayudan a las persona a salir de las situaciones problemas que las llevaron a solicitar ayuda profesional, eliminar su malestar y aprender a combatir su ansiedad. Cuando proporcionamos cualquier estrategia le explicamos al paciente por qué consideramos que es la adecuada para su problema y aclaramos cualquier duda al respecto.
    En ocasiones además de proporcionar recursos nuevos a la persona le hacemos ver aquellos que ya tiene, pero que no está utilizando, anudándole a ponerlos en marcha.
  4. Un psicólogo te motiva para cambiar.
    En ocasiones sabemos que tenemos que cambiar, sabemos cuál es el camino, pero no nos atrevemos o no estamos los suficientemente motivados para recorrerlo.
    Los psicólogos ayudamos a las personas a descubrir y a trabajar esos miedos que les están impidiendo seguir el camino que consideran adecuado así como a estar lo suficientemente motivados para trabajar en la dirección adecuada para lograr los objetivos que se van proponiendo.
  5.  Un psicólogo amplía la terapia más allá de la hora de sesión.
    Una hora a la semana es muy poco tiempo para cambiar una situación problema que lleva ya un tiempo instaurada, además muchas veces los problemas no se manifiestan en consulta si no en otras situaciones, por lo que es en estas situaciones donde h
    ay que intervenir.
    Para que los cambios se generalicen a la vida cotidiana del paciente y se mantengan en el tiempo los psicólogos proponemos tareas que las personas deberán llevar acabo fuera de consulta.

QUE ES LA DEPRESION

 
Es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas.

Además, las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes síntomas: pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio.

La puede padecer cualquier persona. No es un signo de debilidad.

 Se puede tratar con terapia de conversación, con medicación antidepresiva o con una combinación de ambos métodos.

Qué puede hacer si cree que está deprimido;

Hable de sus sentimientos con alguien de su confianza.

La mayoría de las personas se sienten mejor tras hablar con alguien que se preocupa por ellas.

Recuerde: la depresión se puede tratar. Si cree que tiene depresión, pida ayuda.

Depresión: qué debe saber

Si cree que usted mismo o algún conocido padece depresión, siga leyendo.

Solicite ayuda profesional. Hablar con un profesional sanitario local o con su médico de cabecera es un buen
punto de partida.

Recuerde que puede sentirse mejor si recibe la ayuda adecuada.

Siga realizando las actividades que le gustaban cuando se encontraba bien.

No se aísle. Mantenga el contacto con familiares y amigos.

Haga ejercicio regularmente, aunque se trate de un pequeño paseo.

Mantenga hábitos regulares de alimentación y sueño.

Acepte que puede tener depresión y ajuste sus expectativas. Tal vez no pueda llevar a cabo todo
lo que solía hacer.

Evite o limite la ingesta de alcohol y absténgase de consumir drogas ilícitas, ya que estos productos pueden
empeorar la depresión.

Si tiene pensamientos suicidas, pida ayuda a alguien inmediatamente.

martes, 4 de abril de 2017

¿TIENE MEMORIA EL CORAZON?



     A menudo sentimos que nuestro corazón guarda recuerdos dolorosos, experiencias pasadas que, a pesar del paso del tiempo, nos afectan como si nos estuvieran ocurriendo ahora. Cuando algo nos recuerda la experiencia dolorosa, notamos que el corazón se encoge, como si el corazón tuviera memoria y recordara aquello que nos pasó. Pero no son tanto recuerdos que almacenamos en nuestra mente. Es la memoria de los olores, las imágenes, las sensaciones que tuvimos en el momento del hecho doloroso. Las sentimos vivas, presentes, como recuerdos del corazón. ¿Es sólo una sensación o realmente tiene memoria el corazón?

     Está científicamente probado que el corazón y el cerebro están íntimamente unidos, y que esa relación estrecha afecta a cada instante a nuestro bienestar físico y emocional. También sabemos que el corazón tiene su propia memoria y sus propias neuronas para adaptarse a lo que sucede en el exterior.

    Cuando se nos “parte el corazón” no es solamente una expresión sino que nuestro corazón puede sufrir los síntomas del estrés y la ansiedad. Y de hecho es una reacción en principio saludable porque acelera o frena nuestro ritmo cardiaco para prepararnos o preservarnos de lo que ocurre. El problema es cuando esas reacciones se siguen produciendo cuando ha pasado un tiempo de la amenaza o el hecho doloroso. Nuestra mente puede haberlo olvidado -o al menos relegado-, pero la memoria del corazón sigue reviviéndolo como si fuera actual. Significa que nuestro cuerpo no ha digerido ese impacto emocional y se ha convertido en un trauma.

    Cuando nos enfrentamos a los traumas, no podemos hacerlo sólo desde el pensamiento y el cerebro emocional. Hay que llamar a la memoria del corazón a través de las sensaciones físicas y las vibraciones emocionales. Precisamente porque el recuerdo que se ha quedado bloqueado se estableció por esa vía.

    Ciertamente el corazón tiene memoria, pero no ese tipo de memoria que solemos ejercitar. Para acceder a la memoria del corazón tiene que ayudarnos a menudo un especialista. Algunos psicólogos recurrimos a la psicoterapia EMDR que suele resultar eficaz en el tratamiento de los problemas emocionales.

Como comunicar al niño la visita a un psicólogo

Muchas veces, cuando la familia decide que deben ponerse en manos de un/a psicólogo/a debido a la problemática que presentan sus hijos/as, no saben muy bien cuál es la mejor manera de comunicárselo. En este artículo os dejamos una serie de pautas sobre cómo hacerlo en función de la edad de cada niño/a.
  • Antes de los 3 años:11-DE-ENERO_-DIBUJOS-SIG (1)
No es necesario dar una explicación previa.
Si el niño tiene suficiente comprensión verbal de camino a la consulta se le hablará del evento como si se tratara de cualquier tipo de consulta, describiendo el entorno físico al que se va y a la persona a la que se va a ver.
  • Entre los 3 y los 6 años:
Lo ideal es informar con anterioridad pero inmediatez a la visita (la misma mañana).
Se le dice que va a una 1ª visita con un especialista para hablar y tratar de solucionar el problema concreto del que se trate. Las explicaciones serán exclusivamente a preguntas del niño si las hace.
  • Entre los 6 y los 12 años:
Es recomendable informar varios días antes para que el niño se pueda hacer a la idea (3-4 días).
La información puede ser más explícita y se deben estimular preguntas para minimizar dudas y miedos. Si existe una oposición para venir a consulta se recomienda persuadir al niño o motivarle.
  • Adolescencia:
En esta etapa se debe tener en cuenta que el 85% de los adolescentes van obligados a consulta.
Una posible conversación podría ser la siguiente:
Padres: “Hemos tratado de solucionar el problema pero no lo hemos conseguido. Pensamos que ha llegado el momento de pedir ayuda y consejo a un especialista “.
Si el adolescente se resiste, persuadirlo, recurrir a la ayuda o apoyo de amigos, profesores o personas significativas para él o hacer contratos de privilegios. Es muy importante ¡no utilizar el castigo !